Son las 8:00 de la mañana de un sábado y mi reloj suena para despertarme, tal y como yo lo había programado. Estoy en casa de mis padres en el Barco de Valdeorras y todos los demás duermen, mis padres, mi abuela, mi mujer y mi hija de 7años. Procurando no hacer ningún ruido me voy a la cocina para prepararme el desayuno de los campeones, porque hoy toca salir a correr por el “monte”.

Allá por el año 93, puse un pie fuera de ésta mi localidad para alcanzar mi objetivo de ser profesional de las fuerzas armadas y ya no he vuelto más que de visita en vacaciones y fines de semana. Mentiría si dijese que me fui pensando que lo echaría de menos, no a la gente que quedaba si no a la villa en sí, no era particularmente bella en esa época y el ambiente que se respiraba no me daba ánimos para pensar en un regreso.

El caso es que después de 25 años empiezo a descubrir las maravillas que estaban esperando a que yo supiese admirarlas. Un valle rodeado de altitudes que van desde los 500 a los más de 1000 metros allá donde mires y por donde discurre un mermado Sil que un día fue grande, un gigantesco cauce que había que cruzar en “barco”, de ahí debe su nombre y así lo refleja su escudo. Al norte y al este, Castilla y León (el Bierzo), al oeste, los últimos pueblos del sureste de provincia de Lugo y al sur del rio, el resto de la provincia de Ourense hasta su frontera con Portugal a unos 50 kilómetros en linea recta, teniendo que pasar por tierras de A Veiga y Viana do Bolo. Sin duda un enclave de envidia para muchos corredores de montaña donde el único límite está en no saber donde parar de correr.

Me dan las 9:00 y ya estoy listo, llevo un cinturón con un bidón de agua de medio litro, dos geles energéticos por si acaso, y por si acaso también un plano que yo mismo confeccioné con ayuda de una página web, (www.mapadebolsillo.com), las llaves de casa porque no sé si cuando vuelva habrá alguien en casa todavía y el móvil a tope de batería. Con mis Salomon calzados en los pies, me acerco a mi habitación para ver si mi mujer está despierta para decirle que salgo, lo está, me pide que tenga cuidado y que me divierta y yo le digo que así lo haré y que cuente con que llegaré en tres horas, que “seguro que llego antes”…me estaba equivocando.

La ruta estaba clara, unos 4 km de asfalto hasta llegar al monasterio de Xagoaza, ahora convertido en bodega, de ahí tendría que encontrar unos caminos que rodeaban una antigua cantera de piedra, donde comienza el ascenso, hasta alcanzar el cortafuegos que llevaría a alcanzar la primera cota Castro Mujido a 924 m de altitud, decir que el Barco se encuentra a nos 315 m de altitud, desde aquí un pequeño descenso que me permite divertirme sorteando piedras y las irregularidades propias de un cortafuegos, teniendo que frenar un poco la velocidad ya que no me siento del todo seguro de mi tobillo derecho, castigado con varios esguinces a o largo de mi vida y el último hacía unos pocos meses. Enseguida llego al fondo del collado y el terreno me obliga de nuevo a ascender hasta los 1061 m, As Pizarras, según pone en el plano, es aquí donde me tomo un pequeño respiro para contemplar la belleza que me ofrece la visión de la niebla desde mi lado izquierdo intentando avanzar y por el lado derecho, a causa de alguna corriente, haciendo como si la niebla en su propósito de taparlo todo bajo su manto, chocase contra un muro de cristal.

Encaro la siguiente bajada y casi me tengo que inventar el camino ya que en este punto el cortafuegos se convierte en monte bajo cerrado que a mi paso va marcando mis piernas con algún arañazo de las duras ramas, consigo salir a otro nuevo cortafuegos que pronto comienza a ascender hasta los 1125 m de A Mallada dos Lobos, clara referencia a antiguos moradores del lugar. Decido sacar mi plano echo a base de fotocopias superpuestas, a color eso sí, pegadas con cinta adhesiva y plastificado para que no se me rompa por el maltrato que recibiría y tal como aprendí en el ejército, me pongo a leer el plano y a interpretarlo sobre el terreno. De pie, en lo más extremo posible del borde derecho de mi camino, veo la confluencia de dos vaguadas que se convierten en una sola con dos imponentes laderas a los lados llenas de matorral, monte bajo que sin duda sería mucho más hermoso de no haber sido castigado por los incendios forestales, en el fondo discurre un arroyo (Rio Mariñan) que termina su corta trayectoria en el rio Sil. Sigo interpretando y compruebo que me faltan algo más de 2 km para llegar a la cota más alta del recorrido, Alto da Abellonciña, a 1535 m de altitud, punto desde el que dejo de avanzar en el terreno para ir haciendo el camino de vuelta a casa, camino de otros 2 km que discurre por el límite provincial entre Galicia y Castilla y León y que en mi plan de ruta alcanza el Alto do Piornal (1526 m).

El Alto do Piornal, siempre quise subir hasta ahí, cuando salimos del Barco para volver a Santiago por la N_120 hay un punto desde el que se puede distinguir entre las demás cotas. Se ve imponente, robusto, como retador, y siempre pasa por mi cabeza el mismo pensamiento, “tengo que subir ahí, un día tengo que subir”. Cada vez que pasaba por ese punto de la carretera, el mismo pensamiento.

No me había dado cuenta en el momento de trazar la ruta sobre el plano, sólo me fijé en las curvas de nivel para saber donde me tocaba subir y donde bajar, donde podría descansar y comprobar que el camino sería fácil de seguir, no había leído ninguno de los nombres de las cotas, y en el momento en el que me doy cuenta, allí asomado sobre aquella ladera que caía como si la cortasen con un gran cuchillo y leo en el plano “Alto de Piornal”, sólo puedo mirar y remirar el plano y mirar la gran silueta del alto, de pronto la sensación de cansancio desapareció y como si estuviese compartiendo mi sensación con un amigo que está a mi lado, no puedo evitar sonreir y decir en alto “es el Piornal!!, jajaja, el Piornal!!!, que fuerte!!!, jajajaja el Piornal!!!” como cuando un niño descubre entre sus regalos de navidad, el que lleva esperando todo el año. Ya no había fatiga, dejé de notar las piernas al punto del calambre de tanto ascenso acumulado, todavía me faltan casi 5km para llegar allí pero sentí que podría llegar con sólo pensarlo, guardé el plano, me tomé uno de los geles que había estado reservando para el último esfuerzo y un trago de agua y empecé a correr por el cortafuegos hacia el primer punto de referencia antes de alcanzar el camino que me llevaría hasta el Piornal. Evidentemente, el ímpetu de salir corriendo durante dos kilómetros en ascenso desapareció a los pocos metros y me conformé con subir andando por lo menos a un buen ritmo y una vez alcanzado el Alto da Abellonciña, me senté a contemplar el paisaje y ver el camino por el que había llegado hasta aquí.

Hasta éste punto había recorrido un total de 12 km y había invertido en ello unas dos horas, ahora “sólo” me quedaba bajar pero no me daban las cuentas para llegar a casa en las tres horas que dije en casa que tardaría…”ups!! error”. Mando un mensaje por el móvil de mi situación y me contestan que si llevo llaves…”jjj, todo en orden”…ahora me dispongo a correr por el camino que me permite ver a cada lado del camino dos provincias distintas pero iguales. La visión es espectacular, un sin fin de cotas, una tras otra, con mil vaguadas y espolones como si de un mar con fuerte marejada se tratara pero de tierra y rocas, con caminos trazados por sus laderas y cortafuegos que se elevan hasta las crestas de las olas mas bravas y mi pensamiento en ese instante fue “guau!!, qué de rutas se pueden hacer desde aquí!”.
Kamagra Jellies start to work unica-web.com discount viagra sale 45 minutes after being taken and the effects lasts for up to six hours, each time you take it. The fruity flavors of these new versions make treatment exciting and delicious. viagra sale india https://unica-web.com/watch/2014/crafty-fellow-i-saw-his-obituary.html – This medicine is a vardenafil citrate contained pill, prescribed to the individuals who: Have a history of heart, liver or kidney disease. Managing the condition You may come across several products and supplements that claim to cure erectile sildenafil tablets australia dysfunction and your partner looks annoyingly at you only to show that love to do. Reportedly, every 4 out of 10 males in the world. cialis levitra viagra
El camino sigue rodeando por completo la cumbre del Piornal con una fuerte subida en zig zag que me es imposible subir si no es andando apoyando las manos sobre mis rodillas, noto cómo a cada zancada la parte externa de mis glúteos fuesen a estallar, del camino sale un pequeño sendero que conduce al punto geodésico donde en lugar del característico cilindro de hormigón hay una piedra rectangular de pizarra y de donde se llevaron la placa descriptiva que también es difícil encontrar en otros puntos. Me volví a parar para mirar el paisaje y una sensación de satisfacción por haber conseguido subir hasta aquí me invade y me provoca de nuevo una sonrisa que me acompañará durante un buen tramo de bajada.

Soy consciente de que cualquier otro corredor de montaña mínimamente mejor preparado que yo conseguiría llegar hasta aquí una hora y media antes, sin duda, pero estoy seguro que ninguno tendría la sensación de triunfo que yo sentí, me recreé en ese momento de contemplación casi zen mirando al infinito de aquellas montañas y disfrutando de la satisfacción haber conseguido subir al Alto do Piornal en éste día.

Ahora tocaba bajar.

El muro de cristal.

Contemplando el camino de subida.

Mar de tierra y rocas.

El punto geodésico.

 

 

X