Hace un tiempo se me pasó por la cabeza correr una distancia igual al número de años que iba a cumplir, en aquel momento iban a ser 40.

Me mentalicé y empecé a salir a correr todos los días que me era posible, básicamente hacía tiradas largas y cada fin de semana intentaba hacer algún kilómetro más que el anterior. Pero no pudo ser, poco antes de que llegase la fecha de mi cumpleaños ya había dejado los entrenos y las tiradas largas y en casa agradecieron que abandonase esa idea.

Pasaron los años con esa espinita clavada y un buen día mi buen amigo Daniel Campanero, excelente entrenador y gran corredor de ultra distancias (Ultra Trail), me propuso acompañarle a él y alguno de sus clientes en la maratón de Coruña que se celebraría en unos 4 meses.

Por supuesto no dudé en apuntarme, era el momento de sacarme aquella espinita, cierto es que hubiera preferido estrenarme en otra ciudad con más historia en celebrar maratones como Londres o París pero esto era más asequible e inmediato.

En fin, que llegado el momento de preparar la carrera Daniel me dice que por circunstancias iríamos los dos solos al maratón y que si seguimos con la idea. Yo ya estaba mentalizado y deseoso de empezar a entrenar y ponerme a prueba con los famosos 42,195 km. Yo quería ir.

Con escasas 10 semanas nos pusimos a entrenar…, sinceramente… vaya 10 semanas de mi.rda para entrenar un maratón, borrasca tras borrasca, temperaturas bajo cero, granizadas, viento, nieve, lluvia incesante, horrible, pero allí estábamos, luchando contra las inclemencias.¡Vaya dos locos jjjj!!. Ésta vez los entrenos eran de más calidad y teníamos buenos ritmos con los que partir, todo pintaba bien y eso me ayudó mucho para la otra preparación, la mental.

El día anterior a la carrera estaba nervioso y en casa lo notaban, pero me apoyaban y animaban, quizá es que ésta vez me veían mejor preparado. Tocaba descansar lo mejor posible, Daniel me vendría a buscar a casa a las 6:15 de la mañana.

Estamos en el cajón de salida, por delante 3 vueltas a un circuito de 14 km cada vuelta, nervioso, ansioso, precavido con ciertas reservas, emocionado y mentalizado, un poco más tarde de lo previsto dan la salida, empezamos a correr, cautos el objetivo inicial es acabar la carrera con dignidad.
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Cogemos de referencia al «globo» de las 3h 45m, ésta es una persona perteneciente a la organización de la carrera que marca un ritmo de referencia para los corredores, es decir, que si nos pegámos a esa persona acabaríamos la carrera en 3h 45m.

Pero al poco de empezar decidimos adelantarlo y mantener la distancia con respecto a él, las dos primeras vueltas fenomenal, iba bien de piernas, y sobre todo de cabeza, había 3 puntos de avituallamiento donde reponer fuerzas y líquidos, todo controlado, incluso nos permitíamos bromas y gestos con los fotógrafos.

Iniciamos la tercera vuelta y el cansancio se empieza a notar, ahora cualquier tipo de alteración se haría un mundo, lo que antes era un repechito ahora es una señora cuesta, lo que antes era una ligera brisa que se agradecía ahora será un viento en contra que te frena. LLegamos al kilómetro 30, hasta ese momento mi mayor distancia alcanzada en toda mi vida. Pasamos con cierta dignidad por el famoso muro de los 35 km donde el cuerpo te empieza a mandar mensajes de alarma debido al estrès al que lo estás sometiendo, pero voy relativamente bien, más adelante aparece Silvia entre el público que está en la calle, inyección de moral que me lleva en volandas hasta el kilómetro 38 donde me tropiezo con el famoso muro que mencioné antes y para colmo nos adelanta el globo del 3:45:00, pero sigo, el aliento de Dani y mi determinación me dan fuerzas. Ahora se corre con la cabeza, las piernas hace un buen rato que quieren parar y me lo dicen con calambres que hacen que mi zancada se reduzca. Pasamos el kilómetro 40, esto ya está hecho, me dejo llevar por la gente que está animando y visualizo la llegada, por fin, doblo la esquina y veo la meta, ahora sí ya está, conseguido, cruzamos la linea de llegada 3 horas y 51 minutos después de la salida, me abrazo a Daniel, me emociono pero no me quedan fuerzas para que salgan las lágrimas, me repongo y disfruto el momento. Acabo de completar mi primer maratón y por debajo de las 4 horas…. feliz!!.

Toca dar las gracias, en primer lugar a Daniel, por estar en todo momento pendiente, por esas palabras de ánimo y porque sin tí seguro que me habría resultado más difícil llegar a meta en ese tiempo. Gracias «hermano».

Gracias a Silvia por estar, por comprenderme, por animarme, por ayudarme y por hacerme las cosas más fáciles.

Quiero dedicárselo a Julia y a Álvaro, esas dos personitas que hacen que la vida tenga sentido y me motivan para seguir con fuerza todos los días.

 

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